Un día como de costumbre Macario saca a pastar
a sus animales y cerca de la gruta entre las tolas o arbustos encuentra la
imagen de la Virgen de Andacollo envuelta en un pañuelo de seda de color verde.
Respecto a este episodio también indica el relato popular que fue un par de
metros de la zona de pastoreo, donde Macario encuentra a unos arrieros
argentinos que llevaban una estampita de la virgen. Imagen que le regalan
cubierta con un pañuelo de seda. La petición de los arrieros fue clara, cuidarla
y venerarla. Aun cuando las versiones defieren. Lo cierto es que fue este el
momento que dio origen a una fe, que se mantiene hasta hoy.
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